“Estoy convencida que a la gente le falta educación nutricional. Hay mucha mala información sobre bajar de peso, lo que hace que comer sano sea aburrido”, señala María Isabel Cevallos, nutricionista y coach nutricional con maestría en Dietética y Nutrición, especializada en sobrepeso y obesidad. Además trabaja en generación de Baby Led Weaning (BLW) o alimentación autónoma y autoregulada para bebés.
Diariamente trabaja con personas que se interesan por la alimentación saludable, para así aprender a comer mejor y mejorar su estilo de vida. Por eso, ella se ha enfocado en “tratar de llegar a la gente para que aprenda a comer, como aprendió a leer y escribir. Es algo que nunca te vas a olvidar”.
Al hacerlo, tanto niños como toda la familia, ayuda a “evitar tener patologías a futuro que nos ayuden a optar por opciones temporales u opciones que no necesariamente van a valer la pena”.
Actualmente es muy sencillo en internet encontrar información sobre nutrición, dietas, comida saludable, alimentos nutritivos, dietas y formas de bajar de peso. Sin embargo, esa cantidad de información puede confundir al consumidor con ‘recetas mágicas’ que en realidad se convierten en mitos. Uno de esos mitos, por ejemplo, es el consumo de alimentos que aceleran el metabolismo:
“Si tú no le educas a tu metabolismo a ser más rápido, a comer más veces en el día, hidratarte, escuchar a tu cuerpo, así te comas un aguacate que te dicen que aumenta tu metabolismo y te acelera no te va a servir de nada. Pasa lo mismo con alimentos quemadores de grasa: si no corriges la raíz del problema, que la mayoría de veces son malas conductas alimenticias, no te va a servir de nada”, explica.
ENCUENTRA UN NUTRICIONISTA RECOMENDADO
Al momento de poner en práctica las opiniones vertidas en medios de comunicación o redes sociales es importante primero estar seguro de cuál es la evidencia científica detrás de esa información.
Cuenta que, por ejemplo, si a una mamá le fue bien al utilizar un método nutricional con sus hijos, eso no significa que debe ser aplicado en cualquier caso. Profesionales como María Isabel están, justamente, para aclarar dudas y para buscar una vida más saludable para las familias, superndo las ‘recetas mágicas’ que se ponen de moda y cuidando las emociones.
Alimentos y emociones
Para María Isabel existe una relación directa entre la alimentación y las emociones.“Un coach nutricional te ayuda a alcanzar tus objetivos, pero si tú no corriges la parte conductual, que es la raíz de la mayoría de problemas, uno puede hacer millones de planes alimenticios que no van a funcionar porque la parte básica de cómo comer no va a servir frente a qué comer”, indica.
Para comprende esta relación, primero hay que reconocer que vivimos en una sociedad donde “todo es en torno a la comida. Tu cumpleaños lo haces en torno a la comida: te llevan a comer por tu cumpleaños porque eso te hace feliz. Las abuelitas miman a los niños dándoles dulces”. Así como la comida puede ser sinónimo de felicidad y festejo, también puede llegar a representar emociones más complicadas que después se convierten en ansiedad. El hábito de comer de manera emocional sí se puede cambiar. Para lograrlo, primero hay que diferenciar el hambre emocional del hambre fisiológica.
“El cerebro a veces confunde lo que es hambre y sed”, explica María Isabel y comenta que es necesario “escuchar las emociones de tu cuerpo”. “Llegar con hambre a una comida quiere decir que en la media mañana o media tarde no le escuchaste a tu cuerpo: te estaba gritando, dando de alaridos tengo hambre y quiero comer, pero no le diste de comer porque no planificaste, porque no le das importancia y no le escuchas. Si llegaste con ansiedad o con hambre es porque no le estás escuchando a tu cuerpo”, agrega.
Aprender a comer vs. dieta
“Yo no trabajo con dietas porque considero que la restricción te va a ayudar a contribuir a una ansiedad emocional y esa ansiedad emocional desemboca en una ansiedad alimentaria. De lo que se trata es aprender a comer, incluso si te gusta un chocolate”, indica María Isabel. En el caso de una reunión social, por ejemplo, el éxito está en saber qué comer y cómo.
Como nutricionista, María Isabel enseña a sus pacientes todos los grupos alimenticios para que no haya confusión entre carbohidratos y proteínas, por ejemplo. “Yo lo llevo de la mano con la terapia conductual. Qué es terapia conductual: trabajar todo lo que son malas conductas alimentarias que por creencias o hábitos familiares se han venido forjando en la vida”, comenta. Uno de esos hábitos es masticar rápido los alimentos. Al no triturarlos y saborearlos es probable que más tarde que esa persona vuelva a sentir hambre, porque no prestó atención a lo que comía.
La orientación, entonces, va de la mano con guías de fin de semana y de etiquetado nutricional. En principio entrega a sus pacientes un plan de alimentación con opciones de alimentos saludables. Para enseñar a leer el etiquetado nutricional realiza tours al supermercado para aprender a seleccionar alimentos de acuerdo al plan nutricional.
Además, explica que las dietas temporales, como el ayuno intermitente, funcionan si son valoradas junto a un profesional y un médico. “Todo lo que son dietas son temporales pueden ayudar como un paréntesis a un plan de alimentación base”, señala.
Al seguir un plan de alimentación, superando la ‘dieta’, orientado por un profesional y sin restricciones, “vas a bajar de peso pero vas a aprender a comer mejor, vas a dormir mejor, vas a estar más vital, o sea aliarte un poco del extra de beneficios que vas a tener por alimentarte mejor, y reducir de peso al mismo tiempo. No vas a tener este efecto rebote que te va a afectar emocionalmente”.
Reserva tu cita con un nutricionista de doctorisy
Superar lo estético y temporal
María Isabel cuenta que en los últimos años la mayoría de pacientes que han llegado a su consulta son personas, y familias, que quieren aprender a comer mejor, a ser más saludables.
Antes, en cambio, llegaban con necesidades específicas como “quiero bajar de peso para la fiesta de graduación de mi hija o me voy de crucero y quiero estar guapísima, pero justamente el tema numérico de estarse pesando, de que quiero entrar en un vestido es algo temporal”.
Cuenta que el programa de Baby Led Weaning ha ayudado a las familias a ser más conscientes respecto a los alimentos que consumen en casa. “Como es una alimentación familiar, no es que al bebé le preparas una papilla, comen lo mismo que tú. Eso hace que se enfoquen en que la alimentación general mejore”, indica.
Tienes que comer energía mediante la comida y gastarla mediante el ejercicio. A veces lo segundo no funciona bien porque hay gente que no le gusta hacer ejercicio, o lo hace por obligación, de vez en cuando. Se debe dar un gusto como un postre, teniendo conciencia del gasto energético, lo que coman les puede aumentar de peso.
Finalmente, hace un llamado a buscar ayuda para trabajar en objetivos saludables, superando la obsesión de ser delgado y utilizar métodos que no cuentan con apoyo científico.
¿Cómo filtrar la información que encontramos en línea y que no afecte en nuestras emociones?
Actualmente es muy sencillo encontrar información en Internet sobre nutrición, dietas, comida saludable, alimentos nutritivos, dietas y formas de bajar de peso. Sin embargo, esa cantidad de información puede confundir al consumidor con ‘recetas mágicas’ que en realidad se convierten en mitos.
Uno de esos mitos, por ejemplo, es el consumo de alimentos que aceleran el metabolismo:
“Si tú no le educas a tu metabolismo a ser más rápido, a comer más veces en el día, hidratarte, escuchar a tu cuerpo, así te comas un aguacate que te dicen que aumenta tu metabolismo y te acelera no te va a servir de nada.
Al momento de poner en práctica las opiniones vertidas en medios de comunicación o redes sociales es importante primero estar seguro de cuál es la evidencia científica detrás de esa información. Cuenta que, por ejemplo, si a una mamá le fue bien al utilizar un método nutricional con sus hijos, eso no significa que debe ser aplicado en cualquier caso.
Profesionales como María Isabel están para aclarar dudas y para buscar una vida más saludable en cuanto al cuerpo y las emociones para las familias, superando las ‘recetas mágicas’ que se ponen de moda.
ELIGE UN NUTRICIONISTA RECOMENDADO
Alimentos y emociones
Para María Isabel existe una relación directa entre la alimentación y las emociones.“Un coach nutricional te ayuda a alcanzar tus objetivos, pero si tú no corriges la parte conductual, que es la raíz de la mayoría de problemas, uno puede hacer millones de planes alimenticios que no van a funcionar porque la parte básica de cómo comer no va a servir frente a qué comer”, indica.
Para comprende estar relación, primero hay que reconocer que vivimos en una sociedad donde “todo es en torno a la comida. Tu cumpleaños lo haces en torno a la comida: te llevan a comer por tu cumpleaños porque eso te hace feliz. Las abuelitas miman a los niños dándoles dulces”.
Así como la comida puede ser sinónimo de felicidad y festejo, también puede llegar a representar emociones más complicadas que después se convierten en ansiedad. Este hábito se puede cambiar diferenciando el hambre emocional del hambre fisiológica.
“El cerebro a veces confunde lo que es hambre y sed”, explica María Isabel y comenta que es necesario “escuchar a tu cuerpo”. “Llegar con hambre a una comida quiere decir que en la media mañana o media tarde no le escuchaste las emociones de tu cuerpo: te estaba gritando, dando de alaridos tengo hambre y quiero comer pero no le diste de comer porque no planificaste, porque no le das importancia y no le escuchas”.